lunes, 16 de marzo de 2009

TIEMPOS DE EDUCACION SEXUAL





Hablar de educación sexual de los niños implica para la mayoría de los adultos un problema o por lo menos una incomodidad que no se sabe bien como afrontar y resolver.
Por lo general se piensa que es una tarea de la cual se encargaran en la escuela, el hecho es que los niños comienzan a preguntar sobre el cuerpo y la propia sexualidad mucho antes de llegar a la edad escolar y además hay una realidad bastante seria y es que en las escuelas muchas veces no están preparados para dar una educación sexual de calidad, con la amplitud suficiente y sobre todo con la actitud adecuada con respecto a la información que deberían brindar, dado que los docentes están influidos por los mismos mitos y tabúes que circulan en la sociedad toda.
El título de este escrito no es casual, dado que en los últimos 20 a 30 años se han producido cambios muy grandes en lo que respecta a la forma de vivir la sexualidad y a las actitudes frente a la misma.
Es por ello que hoy más que nunca “son tiempos de educación sexual”.
Como todos sabemos y tal como ocurre generalmente en casi todas las áreas, nuestro país y sobre todo la acción del estado, no se caracteriza por ir a la vanguardia o sea delante de los cambios o acontecimientos y el área de la educación sexual no es la excepción.
Pues entonces ¿qué haremos? preguntaran ustedes y no sin razón.
Los padres y madres tenemos responsabilidades con respecto a la crianza de nuestros hijos, a nadie se le ocurriría esperar que en la escuela le enseñen al niño las normas básicas de higiene (lavarse las manos, los dientes, bañarse, cambiarse de ropa para salir a pasear, y otras); ¿acaso no enseñamos a los niños a comer correctamente en la mesa y a utilizar utencillos y servilletas?
De la misma forma es responsabilidad de los padres proveer una buena y precisa educación sexual a los hijos y es el hogar el ámbito más adecuado, diríamos hasta “natural” para comenzar a brindar esa educación sexual a los más pequeños.
Con esto no pretendemos menospreciar la tarea que le compete y de la cual son responsables las instituciones educativas ( preescolares, escuela primaria, escuela secundaria, terciarios y universidades), sobre todo a partir de este año donde la educación sexual en las escuelas se convirtió en obligatoria a través de una ley del estado nacional.
Pero consideramos que la base de una buena educación sexual debería proveerse desde el ámbito familiar.
Pensemos en las ventajas de una adecuada educación sexual impartida desde la familia, estas no se agotan en dar una precisa información sexual libre de los tabúes y mitos comunes que rodean a todo aquello que tiene que ver con lo sexual.
Sino que pudiendo establecer una buena comunicación con nuestros hijos sobre estos temas podremos neutralizar con fundamento los mensajes erróneos y negativos que irán recibiendo desde la sociedad sobre lo sexual.
Además iremos ganando la confianza de nuestros hijos, dado que ellos verán que la mamá y el papá están siempre bien dispuestos a responder a sus preguntas a dar explicaciones sobre temas que se presentan desde distintos ámbitos sobre la sexualidad.
A esto se acompañará un sentimiento de auto confianza y bienestar por parte de los padres puesto que en su fuero más íntimo sentirán que están cumpliendo con su tarea y responsabilidad, o sea educar con amor a sus hijos.
El poder brindar a los niños información sobre el cuerpo y la sexualidad se transformará en uno de los medios por excelencia para transmitir los valores humanos y familiares más preciados por los papas y mamas.
Por otra parte estaremos dándole a nuestros niños herramientas de conocimiento que les permitirán defenderse de actitudes y conductas de abuso sexual por parte de personas mayores y compañeros de mayor edad que ellos
El objetivo primordial de los adultos en este campo que toca aspectos tan íntimos y delicados que hacen a nuestra personalidad, debería ser la conjunción de esfuerzos y la coordinación de los mismos. Involucrando y comprometiendo en esta tarea tanto a las instituciones educativas de todos los niveles, a las instituciones de la sociedad toda y por supuesto a la familia.
En definitiva el ejercer una maternidad y paternidad sanas consiste entre otras cosas en desarrollar una función tendiente a que los hijos sean dotados de todos los componentes afectivos, materiales e intelectuales que les permitirán desarrollarse en plenitud y lograr con independencia ocupar un lugar en la sociedad.
Y en ese desarrollo pleno como personas la sexualidad ocupa un lugar de suma importancia que va desde la identidad sexual hasta la autoestima personal, pasando por lo que piensan las demás personas de nosotros.
Como vemos todas cuestiones centrales que según como se resuelvan permitirán un adecuado desarrollo personal o lo dificultaran, dando como resultado una variedad de trastornos de orden psíquico y físico que pueden acompañar a la persona durante toda su vida.
De esta forma breve hemos podido visualizar la importancia de una educación sexual de calidad, dado que sus beneficios exceden el ámbito sexual abarcando todas las áreas de la personalidad.
Lic. en Psicología Máximo Toscano
Sexólogo Clínico

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