domingo, 11 de abril de 2010

Literatura Infantil



Siestas llenas de letras garabateadas...


El 2 de abril se recuerda el nacimiento del escritor de cuentos clásicos Hans Christian Andersen (1805). Autor de obras como El Patito Feo y La Sirenita.Los invitamos a recorrer el camino que transitaron las obras de la Literatura Infantil y Juvenil.



El nacimiento de la literatura Infantil


La literatura para niños propiamente dicha, la literatura impresa, nace en Europa Occidental a fines del Siglo XVII y comienzos del Siglo XVIII. En esa misma época, el librero e impresor John Newbery, por su parte, va acumulando saberes en cuanto al formato, a la vinculación entre la imagen y el texto, y al concepto de colección, este último va a desempeñar un papel primordial en la producción editorial de literatura infantil.Había dos apuestas propias de la época: la alfabetización popular y la del acceso de la mujer a la cultura.Los cuentos clásicos nacieron de la tradición oral de todos los pueblos de contar historias a los niños y todas ellas desde el principio cumplían finalidades educativas. Por ejemplo, el objetivo explícito de las recopilaciones de los hermanos Grimm, el Pinocho de Collodi, los Libros de lectura de Tolstoi es ayudar a los niños de cada país a descubrir sus raíces, revelándoles la belleza de sus tradiciones nacionales.




El nacimiento de la literatura Juvenil
Poco a poco, a finales del Siglo XVIII y en algunos países de Europa, el niño deja de ser considerado un ayudante de la economía familiar y se empiezan a publicar leyes que lo protegen, asegurándole un cierto bienestar.
Aproximadamente, en 1950, la enseñanza obligatoria se alarga y la edad de entrada al trabajo se hace cada vez más tardía. Así la inactividad laboral de los jóvenes provoca el escenario ideal para la producción del ocio juvenil: música, cine, televisión y libros, entre otros. Toda una literatura pensada especialmente para ellos.


El nacimiento de la literatura Infantil y Juvenil en la Argentina


En la primera mitad del siglo XX los niños en la Argentina leían el Pinocho de Collodi o el Cuore de D'amicis (favoritos ambos, tal vez debido a la fortísima inmigración italiana) y muchas versiones de los cuentos de Perrault, Grimm y Andersen. también se leía a Emilio Salgari y a Alexandre Dumas, o Eugenio Sue, Alphonse Daudet o Honoré de Balzac, que aparecían en el folletín de los diarios, ya que no había una clara discriminación entre lo que debían leer los niños y lo que debían leer los adultos. Existían también revistas infantiles o de entretenimiento, una de ellas local, el Billiken, que tuvo una difusión extraordinaria en toda América Latina. Allí publico Horacio Quiroga sus Cuentos de la selva un autor muy original que dedicó gran parte de su obra a los niños. En los '40 Constancio C . Vigil, el fundador de Billiken, comenzó a editar también libros para niños.Un poco después en los '50, aparecieron los cómics; algunos títulos que se hicieron muy populares fueron La pequeña Lulú y Batman.Ya en ese entonces se empezó a desarrollar una literatura extra escolar. Los escritores eran, sin excepción: "educadores", pero no había mucha variedad de temas entre ellos.Por esto último, la aparición de María Elena Walsh en la década del '60 tuvo una enorme importancia. En primer lugar, porque ella venía de la literatura y no de la escuela Y en segundo lugar porque, debido a su ascendencia británica, estaba empapada de una literatura infantil de gran frescura y vitalidad, la literatura de las Nursery rhymes y las Alicias de Carrol.Hubo, además, otra figura interesante: la de Javier Villafañe. Intelectual y titiritero, que recorrió el país y toda América latina con su carromato y su retablo. A través de los cuáles contaba cuentos sencillos y luminosos.Walsh y Villafañe fueron determinantes. Sin duda, el hecho de que ambos "salieran del mundo", una como cantautora, el otro como titiritero ambulante; hicieron mucho para que este campo de la literatura cobrara vigencia popular.En la segunda mitad de los '60 , cobraron importancia otras dos autoras: Laura Devetach, con una serie de cuentos arraigados en la realidad social y Elsa Bornemann, que inauguró una forma de complicidad y de intimidad muy novedosa con sus lectores.Durante la dictadura la edición de libros para niños se basaba en la compra de derechos de obras extranjeras y se imprimía en Argentina, pero esas historias no representaban a los niños locales. Las obras de los autores que ya hemos nombrado fueron prohibidas.Desde la vuelta de la democracia en 1983, comenzó una producción literaria con características cada vez más distintivas de la literatura Infantil y Juvenil: dejaron de aparecer las moralejas, la escritura ya no era solemne, se recurría al humor y se usaba otro tipo de lenguaje, menos neutro y cada vez más vital.Y empezaron a aparecer autores como: Gustavo Roldán, Ema Wolf, Ricardo Mariño.Hubo unas pocas editoriales locales que apostaron con fuerza a esta nueva literatura e invirtieron en los autores nacionales.Otro factor influyente para el bum editorial de la literatura Infantil y Juvenil, fue el Plan Nacional de lectura que se puso en marcha en 1985 y reanimó la lectura popular en todo el territorio Argentino.Por último, ayudó a impulsar esta literatura la aparición de un actor social nuevo: el lector-mediador. Estos eran bibliotecarios, maestros, padres, libreros, que asumieron la defensa de esta nueva instancia literaria, no de manera institucional, sino como algo propio. Se mantenían al día, recomendaban o no recomendaban, y tuvieron un papel fundamental en la instalación social de los textos literarios.
Hoy a 205 años de la muerte de Hans Christian Andersen, podemos encontrar una inmensa variedad de autores, formatos, colecciones, editoriales, congresos, temáticas, ilustraciones y materiales en la literatura Infantil y Juvenil. Hay libros que ayudan a la estimulación temprana, hay colecciones con diferentes colores y un diseño de tapa diferente para cada edad. Hay libros para jugar en el agua y libros de formatos acordes para que un bebé pueda agarrarlos. Hay libros almohada y libros con ruidos de animales o con ventanitas. Los temas ya no siguen las líneas del Ministerio de educación de turno, sino que están inmersos en la sociedad.La literatura Infantil y Juvenil, pasó a tener la misma importancia (para las editoriales y para los comerciantes) que la literatura de adultos y es un escalón indispensable para formar lectores maduros, que puedan analizar y disfrutar de la literatura.Digo literatura y no literatura impresa, a propósito, ya que estos pichones de lectores ya no van a prestarse los libros de la biblioteca de la pared para leer durante las siestas. Sino que se van a prestar archivos de libros electrónicos. Pero, lo más importante no es el formato en que lean: si son libros de bolsillo, encuadernados con tapa dura o letras en la pantalla del celular. Lo más importante es ese placer de terminar un libro, saborear la historia... y querer empezar con otra.




Este artículo ha sido seleccionado por la Prof. Mónica Corzo.


Las ilustraciones que acompañan este artículo fueron publicadas por Editorial Edebé en el libro Lengua 3 (ed. Primaria) y pertenecen a la Lic. en Artes Visuales (IUNA) y Profesora Nacional en Grabado, Pintura y Dibujo Adriana Canizo-


Grabadora y dibujante nacida en la ciudad de Córdoba, Argentina, en 1977. Luego de terminar sus estudios de Bellas Artes en Tierra del Fuego, donde residió desde edad temprana, viaja a Buenos Aires para continuar los estudios superiores en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. Egresada en Dibujo y Grabado participa de numerosas muestras individuales y colectivas, tanto en Capital Federal como en Provincia de Buenos Aires, San Luis y Tierra del Fuego, obteniendo diversas distinciones y premios en salones nacionales e internacionales. A nivel internacional participa en JAPÓN y TAIWÁN de la “THE 5TH KOCHI INTERNATIONAL TRIENNIAL EXHIBITION OF PRINTS- INO-CHO PAPER MUSEUM” (Ino-cho Kochi-ken, Japón) en Abril de 2002 y de “THE 11TH INTERNATIONAL BIENNIAL PRINT AND DRAWING EXHIBITION 2003, R.O.C.TAIWAN MUSEUM OF ART” respectivamente.Intercala la actividad artística con la docencia en el dictado de seminarios y talleres. Ha sido Jurado en el “X Salón Primavera 2003”, Municipalidad de San Fernando, Octubre de 2003

1 comentario:

Alicia Vanderhoeven dijo...

Muy buen artículo, sobre todo porque contempla a la Literatura infantil no ´como un subgénero por debajo de la Literatura de adultos sino con identidad propia. La literatura tiene un fin en sí misma y no está ni debe estar sujeta a objetivos que no sean el desarrollo de la imaginación y el disfrute estético.